Hoy desfilarán 7.545 uniformados de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile en la celebración del Día de las Glorias del Ejército en el Parque O’Higgins, un acto prusiano que hará una revisión a los 200 años de nuestro Ejército y que celebrará el bicentenario mostrando lo mejor de nuestra defensa nacional. Un acto patriótico que, aunque usted no lo crea, también ha sufrido diferentes “fashion emergency” a lo largo de su historia y ha mirado a través de la cordillera de los Andes para buscar el mejor look para nuestros hombres.
El elegante traje ceremonial que visten actualmente en la Parada los alumnos de la Escuela Militar data del año 1906 y viene del ejército alemán, mezclado eso sí con los colores patrios blanco, azul y rojo. Pero antes de ello y con la creación de las primeras unidades de nuestra milicia en 1810, los soldados tuvieron que desfilar a la usanza de la madre patria con chaquetillas de cola larga, semejante a un frac, con pantalones de lana azul en invierno y blanco en verano. En el caso de los generales, estos pantalones eran entallados al cuerpo y bordados con hilos de oro que dibujaban pequeños copihues en sus ropajes, como se puede ver en los diferentes retratos de Bernardo O’Higgins.
Un par de años después, alrededor del 1852, los chilenos cambiamos nuestra imagen de combate y decidimos copiar el look francés, con el sombrero bicornio heredado de Napoleón Bonaparte, plumas de avestruz en sus copas y chaquetas llamadas levitas, ajustadas al cuerpo pero con faldones amplios hasta la rodilla, que fue el estilo que se llevó en la Guerra del Pacífico. “Esta moda militar era muy parecida a la civil y era la misma que se ocupaba en batalla. Nuestro Ejército no tenía presupuesto para comprar ropas para desfilar y otras para combatir, así es que, por ejemplo, los colores en batalla eran muy importantes porque diferenciaban al enemigo en el campo de guerra y si los colores eran parecidos, el escudo dibujado en los cinturones y sombreros ayudaban a dirigir el ataque”, recuerda el coronel Alberto Márquez, jefe del departamento de historia del Museo Histórico Militar.
Patillas y barba
Otro punto importante a la hora de pasar revista antes de comenzar la Parada Militar es la presentación personal de los hombres y mujeres que desfilarán. Según el reglamento interno, se prohíben las barbas, bigotes, patillas y melenas en los varones, exceptuando al contingente apostado en la Antártica, donde están autorizados a llevar vellos en el rostro para capear el frío. “En el siglo XIX la patilla y la barba eran moda, pero no todos en el ejército podían usarlas de la misma manera. Los soldados sólo podían llevar patillas, la Compañía de Granaderos bigotes y los generales acostumbraban usar barba, como símbolo de jerarquía”, acota el coronel Márquez.
La tela de los uniformes es otro punto clave. Hoy, las diferentes ramas del Ejército tienen proveedores chilenos que se encargan de buscar las telas y coser a medida las ropas. Pero en 1800 las telas eran traídas directamente de Europa y los zapatos, siempre de cuero negro, eran ocupados sólo en ocasiones especiales por los soldados, que en el diario vivir caminaban cómodamente con ojotas. “Durante la Patria Vieja, Chile era muy pobre y como en Europa se estaban llevando a cabo las guerras napoleónicas y Estados Unidos peleaba con Inglaterra, nuestros hombres casi no tenían uniformes, y muchas veces usaban sus propias ropas para pelear. Pero al terminar estos conflictos, todo el sobrante llegó a borbotones a Sudamérica y nuestros soldados pudieron usar chaquetas de paño, pantalones de gabardina, guantes para las ceremonias, camisas de seda, bordados de oro y botones tallados de cobre con el escudo patrio”, cuenta el historiador de los uniformes.
Actualmente, la moda militar la dictan los ganadores de las últimas guerras, asegura el coronel Márquez, por ello, los trajes de camuflaje que ocupan a lo largo de todo el país está utilizando la técnica de pixelazo computacional que comenzaron a llevar los soldados en la guerra de Irak. “En el mundo militar la globalización llegó hace dos siglos. Las guerras imponen la moda y los ganadores de cada una son los que imponen sus ropas hasta un nuevo enfrentamiento. El ejército hoy está copiando los trajes de los combates en Afganistán. Eso hasta que venga la próxima guerra y se imponga con nuevas cosas”, explica el jefe del departamento de historia del Museo Histórico Militar. //LND
Nacional
Bicentenario, Nacional