Monstruo de Amstetten relata su cruda infancia y los maltratos de su madre
El austríaco Josef Fritzl, conocido como el “monstruo de Amstetten”, que encerró durante 24 años a su hija, con la que tuvo siete hijos fruto de las violaciones, relató hoy con la voz quebrada ante el tribunal que le juzga su dura infancia.
Tembloroso y con apenas un hilo de voz, Fritzl describió que en su “durísima infancia” sufrió numerosas agresiones por parte de su madre y que no tuvo amigos.
“Mi madre nunca me quiso. Ella ya tenía 42 (cuando él nació). No quería ningún niño y actuó en consecuencia. Ella me maltrataba”, explicó a las preguntas de la juez Andrea Humer sobre su condición de hijo no deseado.
Con la voz rota por momentos, el acusado relató que las cosas cambiaron a medida que él crecía y su madre envejecía, y que con doce años empezó a defenderse de las agresiones de su madre: “A partir de ese momento me convertí en el demonio para ella”.
Aún así, pareció mostrar comprensión hacía la actitud de su progenitora al afirmar que “su vida tampoco era la más bella. Creció en una granja y con sólo ocho años ya tenía que trabajar”, relató Fritzl al tribunal.
Aseguró que nunca recibió cariño de ella y que no tenía ninguna “relación interior” con su madre, que murió también tras años de estar encerrada en el piso superior de su casa, donde él tapió las ventanas para que ella no viera nunca la luz de sol.
La relación de Fritzl con su madre fue desvelada tras filtrarse el pasado octubre a la prensa sensacionalista austríaca parte del informe psiquiátrico del acusado.
En sus entrevistas con la psiquiatra, Fritzl confesó que temía a su madre más que a ninguna cosa y que la odiaba por sus continuos insultos, en los que lo tildaba de “satán, inútil y criminal” y le prohibía practicar deportes y tener amigos.
Aquel peritaje subrayó la falta de empatía de Fritzl con el sufrimiento ajeno y la instrumentalización de los demás en beneficio propio, algo producido por la falta de afecto de su niñez, que le ocasionó una gran inseguridad.
Pese a ese desarreglo de la personalidad, los peritos han establecido que el acusado está en pleno uso de sus facultades y puede ser enjuiciado.
EL JUICIO
Fritzl se declaró hoy “no culpable” de la acusación de asesinato de uno de los siete hijos nacidos fruto de la relación incestuosa con su hija, a la que encerró y violó durante 24 años en el sótano de su casa.
Fritzl también rechazó la acusación de “esclavitud”, y reconoció sólo “parcialmente” su culpabilidad por “violación” y “coacción”.
El juicio comenzó hoy en el Tribunal Regional de Sankt Pölten, al oeste de Viena. El acusado, de 73 años, entró en la sala de lo Penal del Tribunal vestido con un traje gris y con la cara cubierta con un archivador de oficina de color azul.
La fiscal Christiane Burkheiser habló durante su presentación de los cargos de un “martirio inimaginable” que sufrió la víctima, Elisabeth Fritzl, quien hoy tiene 43 años.
La letrada reconoció que el acusado “contestó a todas las preguntas” de la Fiscalía, aunque destacó que el mismo “no mostró ningún tipo de remordimiento y sentido de haber cometido ningún delito”.
Burkheiser recordó durante la acusación que en los primeros nueve años de cautiverio, la víctima tenía que malvivir en un zulo de apenas once metros cuadrados “a ratos con tres pequeños hijos y embarazada”.
Ya el segundo día del encierro, en agosto de 1984, la entonces joven de 18 años fue violada por su padre en el sótano, donde “no había agua caliente, ni ducha, ni calefacción, ni luz del día ni ventilación con aire fresco”.
El comienzo del proceso se produjo sin ningún tipo de incidentes y estuvo seguido por 95 periodistas de todo el mundo, seleccionados por el Tribunal para presenciar el pliego de cargos y la réplica de la defensa, después de lo cual deberán abandonar la sala.
El juicio contra Fritzl se produce en medio de una expectación mediática sin precedentes, con cientos de reporteros de todo el mundo reunidos en Sankt Pölten para informar del punto final de esta macabra historia.
Fuente: latercera.cl