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La Firme Presidencial con Evelyn Matthei: “Me duele que digan que Piñera es el peor Presidente después de Allende”

Jueves, 23 de Octubre de 2025


Lo que ocurre un miércoles a las 09.15 horas cuando Evelyn Matthei llega al Mercado Mayorista Lo Valledor, se reúne con su equipo en el edificio de administración y atraviesa la Calle 1 con dirección al Pin Uno, tradicional restaurante a cargo de surtir de desayunos y comidas a los trabajadores, para dialogar con su dueña, Ruth Monje, es que la gente —comerciantes, clientes— se apila a su alrededor. Le piden selfies, la abrazan. El mote de Dama de Hierro, amén de su carácter, en momentos como este parece exagerado. “Que gane”, le desea una mujer de mediana edad después de tomarse una fotografía, y la candidata, antes de que suene otra vez el obturador, responde: “¡Con su ayuda!”.

“Si alguna vez siento que tengo el cuero duro, nunca más voy a estar en el sector público”, asegura Matthei. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Dentro del local la escena se repetirá. Entre sándwiches, pailas con huevo y tazas de té, los comensales se sorprenden con su presencia. Los más tímidos la graban a distancia. Ella, mientras tanto, se abraza con Ruth Monje y saluda al personal. Luego le enseñan la pequeña mesa en donde se efectuará esta entrevista, pero antes se pierde por algunos minutos para grabar un breve video junto al diputado Juan Manuel Fuenzalida. A su regreso, pide un café con leche y dos tostadas con mantequilla y explica por qué, a treinta y dos días de las elecciones, está aquí.

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—Tengo una tremenda admiración por lo que se ha hecho en Lo Valledor, porque han hecho todo un trabajo para que los productores puedan venir ellos mismos con sus productos para zafarse de todos los intermediarios, de tal manera que el que hace el trabajo también se quede con la mayor cantidad de plata posible.

Pero lo más es importante es esto:

—Han hecho un trabajo para la seguridad que es admirable. Han llenado de cámaras, chequean quién entra, quién sale, y por lo tanto, uno puede venir aquí, a comprar, con total tranquilidad.

La seguridad, a fin de cuentas, es la piedra angular del programa que presentó la candidata de Chile Vamos.

Desde niña la candidata tomó clases de piano, pero lo dejó al considerar que no era lo suficientemente buena. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Con la información adecuada, dirá, puede cerrar las fronteras en un año. Mismo plazo que se impuso para recuperar La Araucanía. Sus años como alcaldesa en Providencia le dispensaron esa confianza. En su diagnóstico, Chile retrocedió dos décadas y para sanearlo se debe atender “el avance del crimen organizado a una velocidad muy preocupante”. Porque las preocupaciones de antes se repartían entre “mejorar el cuidado del medioambiente”, “cómo tener mayor equidad” y “mayor inclusión”, pero ahora “es que no te maten”.

Las encuestas no la favorecen —la Plaza Pública de Cadem la ubica tercera, detrás de Jeannette Jara y José Antonio Kast, con un 14% en intención de voto— pero eso a Evelyn Matthei le da igual. Las últimas semanas ha repetido hasta el hartazgo que llegará a segunda vuelta.

Aquí también lo hará. Pero advierte algo más.

—Tengo la impresión de que se han puesto de acuerdo ambos para tratar de que yo no pase.

La Firme con Evelyn Matthei
Mi infancia fue muy feliz, pero no fue fácil. Mi padre tuvo una enfermedad terrible, mi hermano, el tercero, tuvo cáncer, y yo tuve una enfermedad que me tuvo tres meses en cama. Y además el sueldo no alcanzaba, imagínese con cinco hijos. Pero aun así fue muy feliz, porque recibimos mucho cariño de nuestros padres. Teníamos primos a los que queríamos mucho, yo tenía muy buenas amigas y amigos en el colegio, me iba muy bien.

Mi mamá no se la podía sola con cinco. Nosotros éramos cinco hijos, nos levantábamos muy temprano y uno hacía el desayuno mientras otros hacían las camas, después otro lavaba, otro secaba. Pero eso era parte de la rutina y para nosotros no era nada terrible. Además, nosotros sabíamos que teníamos que esforzarnos, porque estábamos becados o semibecados en el Colegio Alemán, porque obviamente mi padre no lo podía pagar.

El primer blue jean nuevo que tuve debe haber sido como a los dieciocho o diecinueve años. Todos los otros eran heredados, y era así y a mí me daba lo mismo. Nunca me sentí complicada ni nada por eso.

Cuando no quería ir al colegio le decía a mi mamá: hoy día no quiero ir, y me aguantaban. Pero efectivamente tenía un muy buen promedio. Era muy disciplinada: salí con promedio 6,9 del Colegio Alemán.

Teníamos unos tíos abuelos que tenían un campo en Trafún, al interior de Osorno, y ellos nos invitaban a los siete un mes entero. Allá vacacionábamos, en su casa. Yo siempre digo: ¿cómo una familia invita a una familia de siete? Cinco hijos, papá y mamá, y te tienen casi un mes. Yo les voy a agradecer hasta el último día de mi vida, porque esa época de las vacaciones era la alegría y la felicidad máxima para nosotros. Andábamos a caballo, nos subíamos a la trilladora, íbamos a cosechar las cosas que tenían en la huerta. Cuando llovía, nos metíamos en la cocina, jugábamos cartas. Mi tía abuela tenía un invernadero, le fascinaban las plantas igual que a mi mamá. Tenían muchos libros. Yo realmente no puedo agradecer suficientemente esa generosidad, porque nosotros no podríamos haber salido de vacaciones de otra manera.

La candidata dice sentirse “contenta” de representar esta vez a “un grupo mucho más amplio”. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Mis padres siempre nos alentaron a defender lo que nosotros creíamos aunque estuviéramos en minoría. Siempre nos enseñaron a tratar de documentarnos cuando dábamos alguna opinión. Y siempre nos alentaron a que tomáramos nuestras propias decisiones, pero que nos hiciéramos cargo de las consecuencias de esas decisiones. Desde muy chicos. Tenían una gran calidad humana. Mi mamá era extraordinariamente inteligente y mi papá también. Eran muy inteligentes y muy generosos. También nos enseñaron el amor por los libros, por el jardín, el amor por la música, por la historia.

Cuando tenía 20 años le dije a mi familia que me iba a quedar sola en Londres, no les pedí permiso. Pero eso era parte de la crianza, por eso a mí no se me ocurría siquiera pedirle permiso: era mi decisión. Lo que me dijo mi papá, al tiro, fue: perfecto, pero ¿cómo vas a vivir? Porque tú sabes que no te puedo mandar plata. Era todo así en mi familia.

Soy hija de un militar y todo el mundo cree que los militares mandan y ordenan. Mi padre, al contrario. Y yo tengo la impresión que lo hizo igual con la gente con la que él trabajaba. Siempre los alentó a que todo el mundo dijera lo que pensaba, que defendiera lo que pensaba. Mi padre siempre apreciaba cuando alguien que tenía una idea distinta a la de él, se atrevía a decirla, se atrevía a defenderla y se atrevía, después, a conversar cuál era la mejor forma.

Soy muy estricta conmigo misma, soy terriblemente autoexigente. Soy muy, muy trabajadora y soy muy responsable de las decisiones que tomo. No me molesta que me digan “Dama de hierro”, en absoluto. Lo que sí, es que a mí me conmueve muy profundamente ver a alguien que se esfuerza de verdad y no sale adelante. Me conmueve la gente que está en una lista de espera en salud y no es atendida. Me conmueve y me da rabia. Me da una rabia infinita que el dinero fiscal se mal use. No acepto que se contrate a alguien por pituto, cuando hay tanta gente que tiene méritos y no logra salir adelante. Esas cosas también forman parte de la estrictez que yo tengo.

No tengo el cuero duro… si alguna vez siento que tengo el cuero duro, nunca más voy a estar en el sector público. Porque tener el corazón abierto al sufrimiento de otra persona es básico para estar en la política.

Si no se hubiera dedicado a la política, Evelyn Matthei cuenta que hubiera sido profesora. Su pasión pasa por enseñar. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
¿Yo intensa? Noooo… jajajá. Intensa, intensa, inteeensa, pero intensísima. No solamente soy exigente conmigo misma, soy muy exigente con la gente que me rodea. Mira al pobre Cristian (señala a uno de los periodistas de su equipo), todas las canas que tiene. Pero, al mismo tiempo, tengo clarísimo que todos nos equivocamos. Y que la gente que trabaja conmigo se puede equivocar y se va a equivocar. Yo no hago show por las equivocaciones, al contrario, uno tiene que ver cómo vamos a enmendar el error.

Así como mi padre me enseñó que yo me tenía que hacer cargo de las decisiones que tomaba, cuando yo delego algo, se tienen que hacer cargo. Y si tienen problemas, si tienen dudas, obviamente que pueden venir todas las veces que quieran y lo podemos conversar. Pero si ya veo que hay alguien que no es capaz de tomar decisiones, ese se va. Una persona que no es capaz de tomar decisiones con criterio…, porque puede tener un criterio distinto al mío, pero yo tengo que entender por qué tomó esa decisión. Si hay un trabajo propio, honesto, con el cual puedo coincidir o no, me da lo mismo: esa persona merece mi respeto y mi confianza. Lo que no soporto son los que están ahí calentando un puesto y ganando sueldos, y a veces faltando a cada rato, con licencia médica.

No me he arrepentido nunca de haber tomado la decisión de venirme de vuelta de Londres y estudiar una carrera. Pero sí pensé en algún momento dedicarme a la parte artística. Me encanta, me fascina. Cuando yo voy a un ballet, cuando voy al concierto de la Shakira, cuando fui a una obra en Londres, cuando veíamos la gala de ballet en Providencia, cuando hacíamos los conciertos al aire libre y había dos mil o tres mil personas, todo eso lo gozo intensamente. Cuando hacíamos, por ejemplo teatro infantil para los niños de Providencia en las plazas, todo eso a mí me conmueve. Pero no era lo suficientemente buena como pianista…

Dejé el piano porque me di cuenta que no tenía el talento suficiente. Punto. Yo veo ahora, por ejemplo, a la Yuja Wang, le veo las manos y me doy cuenta de que yo nunca tuve esas manos, po. Ella es una pianista extraordinaria y, claro, yo por mucho que practicase… mire, Usain Bolt, sí, practicaba mucho, pero tenía un talento y una contextura que no tiene todo el mundo, ¿me entiende? Eso es.

La candidata destacó del Mercado Mayorista Lo Valledor la seguridad. Algo que considera vital para lo que viene. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Con todo lo intensa que soy, gozo la vida. Toda: familiar, con amigos, cuando hago deporte, cuando estoy en la naturaleza. Estuvimos grabando franja en San Pedro, al interior de San Pedro, en las Torres del Paine, en Punta Arenas. Esa belleza natural que tiene Chile me conmueve. Entonces, yo gozo las plantas, los cerros, cuando hay nieve en los cerros, gozo un río bonito con naturaleza al lado.

No hay nada que me guste más que reírme. Me encanta reírme, me encanta cuando de repente hay una reunión tensa, en que todo el mundo está con pasión defendiendo su punto de vista y hay un poco de humor. Ese poco de humor cambia al tiro. ¿Sabes lo que pasa? Yo aprecio mucho a la gente que está en la política o que está en un trabajo en la municipalidad o que está siendo paisajismo o entrenando y que tiene pasión por lo que hace. Pero cuando hay pasión siempre vienen opiniones muy fuertes, muy intensas y que se defienden con mucha intensidad. Y con eso, cuando se juntan dos o tres, hay choques. Entonces, ¿cómo lograr que cada uno dé lo mejor de sí, pero al mismo tiempo lo pasemos bien y lleguemos a una buena solución y no más bien a una trifulca terrible? El humor ayuda mucho para eso.

Me encanta enseñar matemáticas, porque es lógica, no es aprender de memoria nada: es entender. Yo me pagué la universidad, entonces como estaba en el primer semestre y me la tenía que pagar, hacía clases de matemáticas a niños que estaban en primero, segundo medio. Empezaban con un 4 y a los dos meses estaban en un 6,5. De verdad era una muy buena profe. A mí lo que me encantaba es cuando decían: ¡aaah! Eso significaba que habían entendido la lógica, ése era el sonido que yo estaba esperando siempre. Porque de repente te decían: ya… pero tú cachabai que no habían entendido. Cuando tú logras eso, es espectacular.

Mi papá era una cosa bien rara, porque nos enseñaba a tomarnos la vida muy en serio, a hacernos cargo de nuestras decisiones, pero al mismo tiempo a reírnos. De nosotros mismos y las circunstancias. Y a él le encantaba la astronomía. Entonces, cuando veía que nos estábamos tomando algo como si fuera de vida o muerte, nos llevaba pa’ un lado y nos mostraba el cielo: mira, tú eres una cosita chica así en el universo, por favor… era para aterrizarnos.

“Terriblemente autoexigente”, se define la candidata. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Me di cuenta de lo importante que era la política cuando era estudiante de economía y recibí una invitación, con algunos otros pocos, a ir a hablar con Miguel Kast, que era ministro del Trabajo en ese minuto. Nos invitaron a almorzar, el almuerzo era medio sándwich y media Coca Cola. Ahí nos mostraron cuáles eran las consideraciones que estaban tomando en cuanto a la reforma previsional que se hizo. Y fue una discusión muy larga y muy en serio. Dijeron: nosotros hemos pensado si seguir o no con los actuales sistemas previsionales, que era básicamente de reparto, y nos dimos cuenta de que no va a funcionar nunca, porque en el reparto todo el dinero va a un fondo y, después, de ese fondo se le reparte a la gente. Entonces, dijeron, ahí hay un incentivo que va a estar siempre, de contribuir lo menos posible y sacar lo más posible, y eso lleva al fraude. Nos empezaron a mostrar todos los fraudes que se hacían. Y a mí me fascinó la forma de tomar decisiones. Me fascinó lo importante que eran las decisiones de política pública, de cómo podía cambiar la vida de un país y de sus personas. Ése fue el flechazo.

Otro ejemplo que me cambió la manera de pensar fue cuando conocí de cerca cómo habían logrado vencer la desnutrición infantil con buenas políticas públicas. Se dieron cuenta de que había muchos niños que estaban con muy bajo peso y eso, si no se intervenía rápido, iba a significar un daño cognitivo por el resto de la vida. Entonces me encantó cómo se diseñaron distintas políticas. Una, por ejemplo: al niño tenían que pesarlo y tenían que medirlo. Entonces ahí se armó la asignación familiar, que era solamente para los hijos de trabajadores, de gente que tenía un contrato. Le dieron asignación familiar a todos los niños de Chile, pero se los daban solamente si iba al Control del Niño Sano, o sea, si lo iban a pesar y a medir, y además le daban ahí la leche. Hubo un incentivo para las mamás, para llevar, porque recibían dinero y leche. Ahí detectabas si había un niño desnutrido e inmediatamente lo ponían en el proyecto de Conin. Entonces, tú te das cuenta que no es solamente dar una asignación familiar, sino también hacerse cargo de cómo logramos llegar a cada niño.

Yo soy liberal, creo que las políticas de derecha dan resultado, pero no necesariamente tengo el mismo objetivo. Yo fui la única senadora de la UDI que votó a favor del divorcio. ¿Cuál era la diferencia entre que se llame divorcio o anulación? Si la familia se separa igual, ¿no? Los niños igual tienen un quiebre entre sus padres, no se van a volver a juntar, se van a volver a emparejar. Pero para mí había una diferencia muy grande: que en la anulación tú ibas a mentir, lo cual es un delito. Se ponían de acuerdo para mentirle al juez y el juez sabía que le estaban mintiendo. Esa no es forma de resolver. Lo mismo con el aborto en tres causales: ¿qué sentido tiene estar nueve meses sabiendo que la guagua está muerta? Entonces me pareció que eso era una aberración, y siempre creí que en esos casos, que son límites (una violación, este caso por ejemplo), es la madre y no el Estado la que tiene que decidir. No tiene nada que hacer el Estado ahí.

Después de haber sido ministra, me fui a hacer clases en un colegio y lo hice con mucha seriedad y con mucha alegría. Después de eso, fui alcaldesa. Todo el mundo sentía que era un paso hacia abajo. Eso te demuestra que lo mío es, de verdad, querer cambiar la vida a alguien, mejorarle la vida a alguien, mucho más que hambre por títulos o por poder. Nunca he tenido eso.

Matthei cuenta que una reunión con el entonces ministro del Trabajo, Miguel Kast, supuso su flechazo con la política. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Estoy muy contenta de poder representar un grupo mucho más amplio de la política. De representar lo que a mí me parece que una política razonable, sensata, que es capaz de sentarse, mirar cuáles son los problemas de Chile. Que es capaz de ceder en distintas materias con tal de mejorarle la vida de los chilenos. Para mí, esta es una alegría inmensa. Ser la líder, de alguna manera, de una coalición donde están personas con las que estuvimos en veredas del frente, pero que queremos Chile y queremos un Chile sensato.

Aylwin fue un gran Presidente, Eduardo Frei Ruiz-Tagle fue un gran Presidente, Ricardo Lagos fue un gran Presidente. Y cuando yo era oposición, yo me llevaba muy bien con muchos de sus ministros. Con Edgardo Boeninger, con René Cortázar, con José Pablo Arellano y con muchos más. Obviamente que los del ámbito económico eran más cercanos a mí.

Yo nunca he tenido esa posición odiosa de oponerse a todo porque el que propuso la ley es del frente. Siempre he tenido la disposición de votar por aquello que sea lo mejor para Chile y para los chilenos. Obviamente me puedo equivocar en mi voto, pero eso es lo que me motiva. Poder estar con ellos, todos juntos ahora, y con Chile Vamos, que es donde he estado siempre, y poder olvidarnos de las diferencias del pasado para ver cómo sacar a Chile adelante, para mí, es lo mejor que me puede haber pasado.

La enfermedad de mi marido no ha sido hasta ahora, gracias a Dios, un problema para mi candidatura. Jorge sigue trabajando, lo único distinto es que tiene que tomar remedios y tiene que hacer kinesiología.

Liberal, la candidata fue la única senadora en su momento que votó por el divorcio. También se desmarcó de su coalición con el asunto del aborto. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Chile retrocedió veinte años. Todavía tenía muchas inequidades, pero Chile era un país que estaba progresando, bajando rápidamente la tasa de pobreza, dándole muchas oportunidades a la clase media, solucionando los problemas tradicionales que habíamos tenido. Por ejemplo, la falta de vivienda, disminuyendo las listas de espera. Chile era un país lleno de posibilidades, y hoy es un país chato, en que la gente está asustada de muchas cosas, siente que el esfuerzo no le recompensa, trabajan como enfermos pero no les recompensa. Mamás que tienen hijos enfermos y no pasa nada, no los atienden, no los operan, nada. Mujeres con cáncer que saben que cada día que pasa y no la atienden, aumenta la probabilidad de que se muera. Para qué hablar de la vivienda, de las tomas que se han multiplicado y donde reina el crimen organizado. Y obviamente que lo peor de todo son los tres temas principales: una migración descontrolada, el avance del crimen organizado a una velocidad muy preocupante y la creación de 141 puestos de trabajo en un año, o sea, la nada misma. En Chile volvimos hacia atrás, porque antes las preocupaciones eran básicamente cómo mejorar el cuidado del medioambiente, cómo tener mayor equidad, mayor inclusión. Hoy día es que no te maten. Hoy día es ver si tu hijo logra encontrar una pega después de estudiar cinco años. Por eso creo que hemos retrocedido. Y todo esto se inició en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet.

Tanto en la extrema izquierda como en la extrema derecha saben que yo gano en segunda vuelta a cualquiera. Por lo tanto, tengo la impresión de que se han puesto de acuerdo ambos para tratar de que yo no pase. Unos me tildan de izquierdista y otros de golpista.

En materia política, yo siempre he sido muy preocupada de los resultados. De mejorar la calidad de vida de la gente. Nunca he sido hiperideológica. De hecho, detesto los extremos. Los detesto con toda mi alma. Creo, además, que cuando tú llevas el péndulo a un extremo muy fuertemente, lo que va a pasar es que se va a ir con la misma fuerza al otro extremo. Y creo que eso es lejos lo peor que le puede pasar a un país.

Quise hacer público lo de las cuentas bots por varias razones. Una, porque no es forma de hacer política. Si nosotros permitimos que la fuerza bruta se instale en política, al final, ¿sabes quiénes son los que van a ganar? Los narcos, porque ellos son los que tienen más fuerza bruta. O tenemos marcos dentro de los cuales nos movemos o justificamos el que la fuerza se imponga. Y si se impone la fuerza, créame, van a ser los narcos los que van a ganar.

Cuando vi que una persona (José Antonio Kast) pidió disculpas en público, uno perdona en público. Lo cual no significa que no estemos absolutamente alertas a que no vuelva a ocurrir. Espero que no.

Cuando se enteró de la muerte del expresidente Piñera, Evelyn Matthei no lo podía creer. Dice extrañarlo mucho. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Queremos cerrar las fronteras en un año. Cada vez que uno quiere luchar contra algo, lo primero que necesita es información. Si uno no tiene información, la lucha es ciega y nunca vas a ganar una lucha ciega. ¿Cómo tenemos información de una frontera que tiene mil kilómetros? Obviamente que no con personas, esto significa cámaras y, sobre todo, cámaras desde el aire, porque son las que te dan la panorámica completa. En ese sentido, hay varias herramientas, pero las dos más poderosas son 1) aviones y helicópteros no tripulados y 2) satélites. Eso te da la información. En algunos lugares pueden haber cámaras terrestres, pero en mil kilómetros es más eficiente y eficaz la información que puedes tener desde el aire. Y una vez que tú recibes una alerta, tienes que ser capaz de desplegarte muy rápido operativamente. En Providencia, nosotros decidimos que nuestros patrulleros tenían que llegar en dos minutos y medio cuando alguien pedía socorro. Pasamos de veintiséis minutos a dos minutos y medio: dividimos Providencia en áreas en las que un motorista podía cruzar en ese tiempo. Entonces, te fijas el objetivo y después diseñas las políticas. Esa es la forma de organizar. En algunos lugares vas a llegar con helicóptero, en otros con moto. En otro quizás vas a dejar que bajen hasta cierto punto y los vas a pillar. Esa estrategia se debe ir haciendo de acuerdo al terreno. Lo primero es la información y lo segundo, tener la decisión total y absoluta de que no los vas a dejar entrar. A ninguno. Después diseñas todo el resto: adónde vas a llevar, por ejemplo, a los que detuviste. Cómo vas a llegar rápido. Qué tipo de gente va a actuar, si necesitas carabineros, PDI. Tú vas armando, pero todo parte de la información.

También queremos recuperar La Araucanía en un año. Ahí hay mucha información de quiénes son los que operan. Esa información existe hace mucho tiempo. Eso significa penetrar sus instituciones, tener gente que te reporte. Pero, también, mucha información desde el aire. Y ahí, claro, hay dos helicópteros no tripulados, pero necesitamos más. Y necesitamos, además, que en todo lugar de La Araucanía haya telecomunicación, porque hay algunas zonas que no tienen.

La izquierda cuando habla de delincuencia piensa en los pobres niños que no han tenido oportunidades, y cuando la derecha piensa en delincuencia son más cárceles, más carabineros y más detenidos. Y la verdad es que son ambos. Uno sin el otro no funciona y el otro sin el uno tampoco funciona. Cuando fuimos a Medellín, ellos nos dijeron: tienes que entrar con toda la fuerza, detenerlos y meterlos a la cárcel y todo, pero inmediatamente tienes que meterte en este lugar y ver cómo lograr que los jóvenes, sobre todo hombres, entre 12 y 18 años, se sientan parte de algo. Porque la cultura narco les da eso, les da el sentido de pertenencia. Por eso hacen los funerales narco y está la estética, cómo se visten, etc. Entonces, tú tienes que darle otro sentido de pertenencia, que puede ser música, danza, fútbol, muchas cosas alternativas. En Medellín le dieron mucho a la música urbana, a la danza urbana y, de hecho, han exportado muy buenos artistas.

Hace una semana, la candidata resolvió perdonar a José Antonio Kast por los ataques que recibió de bots de Republicanos. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Pensé en Claudio Bravo como ministro del Deporte porque entiende todo eso. Él ha estado haciendo como una despedida del fútbol, se ha juntado con más de cinco mil niños en distintos lugares de Chile y sé que él ha visto niños que se sienten solos, abandonados, con baja autoestima, con sobrepeso. Niños que son tan débiles en lo emocional, que se los estamos dando en bandeja al narcotráfico. Entonces Claudio Bravo, primero, es un hombre que hizo maravillas en el fútbol y que es admirado por todo el mundo, gran capitán. Pero, además, tiene esa visión de cómo vamos a ayudar a los niños.

La última vez que hablé con Sebastián Piñera fue en su casa, fuimos Karla Rubilar y yo a verlo a su casa. Teníamos un tema con unas candidaturas, etc, lo llamamos y dijo: ya, vénganse a la tarde. Fuimos allá, nos fuimos al tercer piso, conversamos, nos regaló un collar y unos aritos a ella y a mí. Y conversamos con mucha, mucha alegría. Eso debe haber sido en octubre, yo creo. Después, algunas veces nos escribíamos por WhatsApp.

Cuando me llaman para decirme que había fallecido, no podía creerlo… de verdad, es de esas cosas que tú te quedas en shock. Era una persona con tanta vitalidad, que estaba en todas partes, que llenaba todos los espacios. Que estaba conectado con todo el mundo… yo no podía creerlo. Lo echamos mucho de menos, hasta el día de hoy.

Sebastián Piñera fue un gran hombre y por eso me duele tanto que alguien haya dicho que era el peor Presidente después de Allende. Lo encuentro de una injusticia y de una bajeza terrible.

Las encuestas son una foto del momento, no el resultado final. A mí me interesa más caminar por las ferias o hablar con trabajadores y que me cuenten lo que viven. En las calles, en Arica, Antofagasta, Concepción o Temuco siento un enorme cariño de la gente. Eso vale más que cualquier número.

Hay mucha gente que no dice por quién vota porque no quiere pelear con nadie. Gente tranquila, que trabaja, que está cansada del ruido. Ese voto existe, y suele decidir las elecciones.

Matthei promete cerrar las fronteras en un año y, en ese mismo plazo, “recuperar La Araucanía”. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Mi mayor dolor en la política es ver cómo se ha ido desprestigiando el servicio público. Entré a esto para hacer las cosas bien, no para ver cómo se pierde el respeto por la pega bien hecha, cómo se pierden los recursos que son para los chilenos.

Lo más difícil de la política es que a veces uno tiene que escuchar tonteras y tener paciencia… y a mí no me sobra tanto.

Lo bueno de las redes sociales es que la gente te habla directo. Lo malo, que muchos se esconden para insultar. Yo no tengo problema con que me critiquen, pero con respeto, como en la vida real.

Me cae bien Johannes Kaiser. Podemos pensar distinto en varias cosas, pero conversar no hace daño. Además, un poco de humor político no le viene mal a nadie, por eso dije que me tomaría feliz una cervecita con él.

Si no me hubiera dedicado a la política, me hubiera gustado ser profesora. Siempre me gustó enseñar, ver cómo alguien entiende algo que antes le costaba. Me habría gustado también ser médico.

Me mato de la risa con los memes que me hacen. Si uno no se toma con humor lo que hacen de uno, está perdida. Mientras la gente se ría conmigo y no de mí, todo bien. Mi favorito es uno de Usain Bolt. Y las imitaciones en El Muro me sacan carcajadas.

Mi sueño pendiente es que Chile vuelva a confiar en sí mismo. No somos un país fracasado. Sólo nos falta volver a creer en el trabajo bien hecho y en el respeto.

En su diagnóstico, la candidata asegura que Chile retrocedió 20 años. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
¿Un apodo mío que no se sepa? Yo creo que todos se conocen… La Gringa. Y ahora último, el tía Evelyn que me encanta.

No tengo ninguna cábala. Creo más en la disciplina que en la suerte.

¿Mi frase favorita? La contralora nos recordó hace unos días un poema de Gabriela Mistral que me encanta: “El placer de servir”. “Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú. Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los corazones y las dificultades del problema”.

Fui economista, profesora universitaria, mamá, senadora, ministra, alcaldesa. He hecho hartas cosas.

Mi primer sueldo lo gasté en un par de zapatos decentes y un regalo para mi mamá. Siempre hay que recordar de dónde viene uno.

Escucho de todo un poco. Me gustan los Beatles, la música clásica y algunas románticas, como Marco Antonio Solís. También Shakira para bailar. Hay un video muy divertido bailando “Ojos Así” con Lucho Jara. Y canciones que te acompañan.

La candidata de Chile Vamos está convencida de que avanzará a la segunda vuelta. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez
Los mariscos me encantan. Un rico plato de porotos granados con mazamorra también. Hay muchas comidas que me gustan.

Lloré con En busca de la felicidad. Me recordó a lo que significa sacar la vida adelante sin rendirse.

Si tuviera un superpoder sería escuchar más rápido… a veces la gente no necesita soluciones, solo ser escuchada a tiempo.

Un placer culpable que tengo son los chocolates. Me relajan… y me dan hambre.

No creo en el horóscopo, pero igual lo miro.

Si pudiera invitar a tres famosos de la historia a un asado sería a Arturo Prat, Gabriela Mistral y a José Sulantay. Invitaría a tres chilenos muy diferentes, pero estoy segura de que sería un asado muy entretenido. Arturo Prat, por su amor a la patria, entrega y valentía. A Gabriela Mistral, una mujer con coraje y personalidad, adelantada a su época, que llevó nuestro país a lo más alto con su poesía. Y al Negrito Sulantay, gran iniciador de nuestros campeones de América. Lo quise mucho. Lo conocí en La Serena y sería muy lindo verlo otra vez.

Evelyn Matthei es una mujer trabajadora, con carácter, que se equivoca pero no se esconde. Una mujer que no vino a gustarle a todos, vino a hacer las cosas bien.
https://www.lacuarta.com/chile/noticia/la-firme-presidencial-con-evelyn-matthei-me-duele-que-digan-que-pinera-es-el-peor-presidente-despues-de-allende/
FUENTE. LA CUARTA.COM
MEDIO DE DIFUSION, SIN FIN DE LUCRO ALGUNO

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