Más de dos millones de jóvenes asisten a vigila de Jornada Mundial de la Juventud con el papa
Cientos de miles de jóvenes se dirigían a pie hacia la playa de Copacabana este sábado, donde ya no queda espacio para acampar, los sacerdotes se pasean entre jóvenes peregrinas de biquini y los vendedores están contentos porque le venden a “gente buena”.
“¿Tenés un shortâ”, pregunta un peregrino. “No, solo sunga (biquini masculino)”, responde el vendedor ambulante Wilson Carmo dos Santos (49), provocando una sonrisa tímida en el joven católico, que opta por seguir su paso esquivando a los acampantes que pululan en esta turística playa de Rio de Janeiro.
Mientras cientos de jóvenes siguen caminando, otros que llegaron más temprano no tardaron en limitar sus espacios levantando muritos de arena, plantando banderas de sus países o del papa Francisco, y estirando sus sacos de dormir, listos para pasar una noche de vigilia, luego de escuchar la plegaria del papa a las 19h30 (22h30 GMT).
Muchos peregrinos, cansados tras casi una semana de actividades alteradas por problemas de transporte y cambios de programación, duermen en su preciado espacio, mientras otros ya están de traje de baño jugando fútbol a orillas del mar, guitarreando, o hasta bailando la “Macarena”.
Tal como pidió el papa, los obispos se han contagiado de la energía de los jóvenes y sobre el gigantesco estrado hacen todos juntos un “flash mob”, agitando los brazos en coreografía.
La mañana fría y gris no acobardó a los peregrinos más audaces que desde temprano caminaban desde el centro de la ciudad hacia esta playa, conocida en el mundo por las imágenes de musculosos hombres y esculturales mujeres tomando sol o nadando entre las olas.
“Le hicimos un lugarcito a la Virgen María, que ya está un poco quebrada porque nos acompañó en todo el trayecto”, cuenta el seminarista chileno Cristian Rivera Suaza (20), quien tras caminar durante dos horas y media es uno de los afortunados que consiguió lugar y ya está reposando en la arena frente a la virgen, parada sobre una pequeña montaña de arena.
Pero no todos corren con la misma suerte. “Vamos a seguir hasta encontrar lugar”, dice a la argentina Clara Baiardini (17), quien desde la orilla y cargando su ‘Kit de vigilia’ (una caja de cartón con papas chips, jugos, chocolate y barras de cereales) en sus brazos mira desconsolada el resto del terreno.
Pocos son los grupos que montaron carpas, pues la idea no es dormir sino disfrutar de una fiesta entre católicos que durará toda la noche y mantiene despiertos a los vendedores, como Wilson, quien asegura estar contento porque le vende “a gente buena”.
¿Y si llueveâ “Tenemos capas, todo es fiesta, todo vale por Jesús”, asegura la brasileña Patricia Correa da Silva (27), mientras viaja en ómnibus hacia la playa porque está cansada de caminar.
En tanto, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, pronosticó que entre 2,5 y tres millones de personas asistirán mañana a la misa que el papa Francisco celebrará en su último día de visita a Brasil.
“Creo que habrá entre 2,5 millones o tres millones de personas. Río de Janeiro entero irá a Copacabana o estará en la ruta que hará el papa para despedirse”, dijo Paes. “Estoy con la expectativa de batir un récord”, agregó.
“Hasta quien no es católico se identifica y admira al papa Francisco. Su carisma es impresionante y las personas no se conforman con verlo sólo una vez”, indicó. “El papa ‘papó’ (se tragó’) a Río”, bromeó.
Fuente: latercera.com






























