Lavín en segunda línea del comando
El 22 de agosto, en un salón plenario del Congreso colmado de banderas y consignas UDI, el gremialismo daba su respaldo a Sebastián Piñera como candidato a la Presidencia a través de una de sus figuras más simbólicas: el ex alcalde de Las Condes Joaquín Lavín, quien entregó al empresario su “camiseta del cambio”, prenda que usó en las dos carreras que corrió hacia La Moneda.
Cuatro meses después, la figura del otrora jefe comunal brillaba por su ausencia en el acto de cierre de campaña de Piñera y en la Fiesta del Triunfo, que el abanderado desplegó el 13 de diciembre frente al Hotel Crowne Plaza y continúa desaparecida de la primera fila hasta el día de hoy.
Y es que pese a todas las promesas que el ex presidenciable recibió mientras compitió por la senaduría de la Quinta Costa -entre ellas que asumiría un rol protagónico y sería un personero clave para Piñera de cara a la segunda vuelta-, la derrota que le propinó el RN Francisco Chahuán dejó a Lavín prácticamente sepultado.
La primera señal del segundo plano que comenzaría a ocupar el ex presidenciable se vivió inmediatamente después de las elecciones, cuando el otrora abanderado en vez de “Sumarse al cambio” -como dicta el eslogan de Piñera- optó por partir de vacaciones rumbo a Buenos Aires con su familia.
Sólo un día después -el 14 de diciembre-, el generalísimo de Piñera, Rodrigo Hinzpeter, dejaba en claro el escaso protagonismo que tendría Lavín en el comando, al afirmar que el equipo que asesora a Piñera “en sus trazos gruesos, no sufrirá modificaciones” de cara al balotaje.
¿Las razones de la marginación que recibió el ex abanderado?: “No es posible capturar los votos de Marco Enríquez-Ominami, que es lo más importante hoy, a través de una figura como Joaquín Lavín, que es una de las caras más representativas de la UDI, un partido conservador y alejado de la transversalidad que requiere Sebastián Piñera para la segunda vuelta”, explica una alta fuente de derecha.
Además, explican en el comando, en momentos que la consigna de segunda vuelta es generar una imagen de triunfo en torno a Piñera, un Lavín derrotado por Chahuán no es precisamente un símbolo ganador.
ROSTROS NUEVOS
Es en este escenario que el comando definió como estrategia para el balotaje un diseño de “integración”, es decir, sumar figuras, sin reestructuraciones de por medio.
El ingreso de Lavín deberá someterse a esos estándares: una llegada como las demás, sin suficiente peso como para que el comando adecúe un puesto para él.
En esa lógica de sumar, el comando ha procurado integrar a figuras del mundo UDI que proyecten lo contrario que Lavín: renovación y rostros nuevos.
Bajo esos parámetros, de hecho, se integró ayer al área de coordinación de contenidos del equipo piñerista la derrotada candidata por la Araucanía en el cupo gremialista, Ena von Baer.
FUENTE. LA NACION.CL






























