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Día del Niño, ¿Qué podemos hacer para contribuir a sus derechos?

Domingo, 9 de Agosto de 2009

Niño protegido por sus padres, el que lo tiene todo… al menos cuenta con la protección de sus progenitores en todo aspecto (como debe ser)… El niño de la calle “el pelusita”. Ese que anda revoloteando por las calles céntricas, todo desabrigado, agolpando esos grados bajo cero, con esa piel durísima que va formando en su vida, aunque no quiera. Los niños despiertos, los retraídos, los que lo tienen todo… los que nada poseen, todos, sin distinción, cada segundo domingo del mes de agosto tienen un día para ser regaloneados o para ser ignorados; es una ley social natural que aún no ha podido erradicarse.

Pero vamos a las fechas, esas que están en las enciclopedias de papel y las virtuales, que hablan, puntualmente, que en el año 1952, entre la OEA y UNICEF redactaron la Declaración de Principios Universales del Niño, como consecuencia de la desigualdad y maltrato que sufrían los niños. Dos años más tarde, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución, a través de la cual se establecería el Día Universal del Niño, con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. Ya en 1959, esa misma Asamblea aprobó la Declaración de los Derechos del Niño para –por último- en y, 30 años después, en 1990, se le dio el visto bueno a la Convención sobre los Derechos del Niño.

Para qué comenzar a enumerar los derechos de los niños, si ya todos los conocemos… o deberíamos estar al tanto. Lamentablemente están escritos, en todo tipo de letras y calidad de papeles. El problema es que muchos adultos con una pésima eficacia y funcionamiento de sus neuronas, se encargan de ensuciar la vida de tanto pequeño o pequeña, sin tener el castigo preciso.

¿Por qué los gobernantes, aquellos que han firmado esta Declaración, no se encargan de firmar otra que pueda remecer a muchos adultos que NO respetan estos derechos? Los maltratan sicológicamente, los golpean –a veces- no los llevan por buenas sendas, es decir, la protección hacia ellos es realmente nula. ¿Será posible que se trabaje por defender a los pequeños? Ellos no pueden hacerlo solos.

Pero, vamos a la celebración, aquella que tiene a las Tiendas y negocios de barrio con sus carteles llenos de ofertas de juguetes, celulares, notebooks, netbooks, robot, cacharritos a medio morir saltando, pero la idea es vender, vender y vender. Está bien, los niños se ilusionan en este día, pero hay que tratar de darles más atención y amor. Darles más protección, más posibilidades, más reconocimiento. Basta con taparlos con regalitos, si lo que necesitan es sentirse acompañados y motivados.

Hay tantos padres que adoran a sus hijos, y esa labor viene de la educación, reflexión, meditación. Piensan que sus hijos merecen un hermoso futuro y luchan por ello. En este caso, los “papitos del año” deberían tomarlos como ejemplo; esa es la idea, y luchar también por ser grandes colaboradores en su hogar, como lo dicta la Declaración.

Dejemos que las tiendas hagan su agosto realizando sus ventas y ofertazos. Está bien, regaloneemos a nuestros niños, pero amémoslos por sobre todas las cosas: protegiéndolos de tanta barbaridad que muy bien conoce la sociedad.

Pensemos en los niños y niñas que no viven esta Celebración, porque están trabajando en la calle, porque se sienten ignorados o porque sus problemas de niños son tan grandes, que no alcanzan a darse cuenta que su paso por la vida va con gran aceleramiento. Viven en condiciones peligrosas, sirviendo a otros, prostituyéndose… algunos siendo presa de mentes desquiciadas.

Esperamos que las autoridades de todas las naciones, tomen estos ejemplos, como una oportunidad para buscar soluciones en lo que se refiere a necesidades infantiles.

Los niños y niñas no deben ser discriminados(as) especialmente por su origen social o cultura. Somos nosotros los adultos quienes debemos hacernos cargo de que ellos aprendan, se eduquen y abriguen su cuerpo y corazón.

Este es el Derecho que más me agrada. Cuesta tan poco darles cariño y hacerlos sonreír. Ayudarlos a que mejoren su calidad de vida, apoyándolos en sus necesidades, incluso a niños con los cuales nos cruzamos en la calle. Díganme si no es lamentable andar muy abrigado, sabiendo que llegará a casa a tomarse un rico café… pero se cruza con un pequeño desabrigado y el ánimo no es el mismo.

Debemos celebrar El Día del Niño, cada día, con una buena intención, una mejor mirada, sin obligación (así no resulta), sino que buscando los medios básicos para poder robarles una sonrisa. Al menos –y lo digo de corazón- esa es mi humilde contribución. De palabra y hecho. Los invito a sumarse.

FUENTE.EL RANCAHUASO.CL
FOT. EL RANCAHUASO.CL
ESCRITO POR: SILVIA ANGELICA MIRANDA

Nacional

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