Un guión por escribir
Amarrados por el binominal, los sostenedores de la candidatura de Marco se abren a todas las opciones de acuerdo que, según su mirada, les permitan competir en condiciones adecuadas.
Instalados en una suerte de duda hamletiana, los parlamentarios que adhieren a la candidatura de Marco Enríquez-Ominami están pesando fórmulas y opciones que hagan viable una lista de postulantes al Congreso, que refleje nítidamente su apoyo al candidato.
El tema es complicado, porque las condicionantes del sistema electoral hacen la vida muy difícil para quienes pretenden competir desde una situación independiente. De ahí que encontrar un “paraguas” partidario que dé sostén legal a las candidaturas es particularmente atractivo.
Hoy por hoy, fuera de los partidos aglutinados en los dos conglomerados principales y el Partido Comunista, sólo hay dos opciones disponibles: el PRI y el Partido Humanista.
La verdad, afirma el diputado Álvaro Escobar, uno de los más cercanos a Enríquez-Ominami, es que “la ley electoral, más que regular la disputa democrática, instala potentes barreras de entrada al sistema y ofrece protección a los partidos”.
Son varios los requisitos que debe cumplir una candidatura independiente para llegar a inscribirse y aparecer en la cédula de votación.
Muros de la ley
Para empezar, están las firmas. Se necesita conseguir la rúbrica formal de una cantidad igual o superior al 0,5% del número de ciudadanos que votaron en ese distrito o circunscripción, en los últimos comicios realizados. Además, los firmantes deben estar inscritos en los registros electorales y no militar en ningún partido político. Todas las firmas deben ser oficializadas por un notario territorialmente competente.
Hasta ahí no parece tan complicado. Pero el procedimiento no es sencillo. Se debe agregar que si en una declaración de candidatura el cinco por ciento de los firmantes está registrado como militante de cualquier partido, esa postulación es rechazada y no llega a la papeleta de sufragio.
Si se supera esta primera obligación, aparece un segundo elemento que, a juicio de Escobar, es aún más injusto: “Los independientes no pueden hacer pactos entre sí; es decir, tenemos que competir solos en cada distrito y enfrentar a coaliciones que hacen pactos y subpactos. O sea, entramos a jugar con la mitad del equipo”. Bajo esas condiciones, continúa, no tenemos más opción que buscar mecanismos que nos permitan participar en condiciones más o menos razonables, “y en esa búsqueda estamos”.
Hasta el momento, las conversaciones se han multiplicado entre los distintos actores políticos que no forman parte de las dos grandes coaliciones. Así, se han sostenido reuniones entre adherentes de Enríquez-Ominami, representantes del PRI, dirigentes del MAS y, a partir de la última semana, el Partido Humanista.
El cuadro es amplio y todavía algo confuso. Tanto el PRI como el PH ofrecen la posibilidad de inscribir candidatos en todo el país y hacer pactos con independientes o con otros partidos.
¿Cómo barajar el naipe?
El diputado por Rancagua Esteban Valenzuela estima que se logrará construir una lista conjunta, “poderosa y competitiva”. “En la única reunión oficial que hemos sostenido con los humanistas, nos informaron que ellos definitivamente se retiraron del acuerdo entre el Juntos Podemos y la Concertación, aunque mantienen su adhesión a la candidatura presidencial de Jorge Arrate. Por lo tanto, la puerta para un entendimiento con ellos está totalmente abierta”, dice.
Ese escenario es el que más agrada a Álvaro Escobar. De hecho, ha dicho que “le encantaría hacer acuerdo con los humanistas”. Las razones del parlamentario son por necesidad: “Alguien tiene que poner la plataforma legal que necesitamos”. Pero además “porque el pragmatismo tiene un límite”, y estima que con el PH existe “una comunidad de ideas mucho más razonable que, por ejemplo, con el PRI”. Sin embargo, Escobar tampoco se resiste a una solución amplia y que “incluya a todos”.
Independencia intransable
Con ese mapa sobre la mesa, las posibilidades y cruces son muchos y variados. “Pero, una cuestión es clara y definitiva: la candidatura presidencial de Marco será inscrita como independiente”, precisa con energía Valenzuela.
El diseño electoral que están intentando construir desde su comando supone que Enríquez-Ominami se mantiene libre para apoyar a candidatos de diferentes listas parlamentarias y, a la vez, recibir adhesiones desde diversos sectores.
En las huestes marquistas, estiman que tras la inscripción oficial de candidaturas, en julio, varios actuales postulantes concertacionistas manifestarán su simpatía por el “díscolo”. Entre los nombres que circulan, se cuenta a René Alinco, Guido Girardi Briere, Tucapel Jiménez, Enrique Jaramillo y otros. Entonces, se llegaría al diseño de un presidenciable que “reparte cariño” y sigue reuniendo en su persona el “descontento progresista”. Además, la lógica política es no quebrar los vasos comunicantes con la Concertación, porque “se debe ver con responsabilidad lo que vaya a ocurrir en la segunda vuelta presidencial”, advierten.
Valenzuela apuesta a que el proceso liderado por Enríquez-Ominami redunde en la construcción de un referente de “centro izquierda más jugado y amplio; y para eso se necesita a la Concertación, pero no basta sólo con ella”.
Así las cosas, y de mantenerse a firme la separación del Juntos Podemos, podríamos llegar a tener un cuadro complejo y bastante confuso, en el universo que va de la Concertación hacia la izquierda, más el PRI.
Por el momento existirían cinco candidatos presidenciales, con dos o tres listas parlamentarias que cruzan sus apoyos con esos postulantes: humanistas en acuerdo con los marquistas, pero apoyando a Arrate; concertacionistas en la lista del oficialismo, pero adhiriendo a Enríquez-Ominami; comunistas en lista común con el oficialismo apoyando a Arrate; candidatos del PRI en lista común con humanistas y marquistas, apoyando a Zaldívar como candidato presidencial. Faltaría el MAS, también compartiendo lista junto a humanistas, priistas y marquistas, con Alejando Navarro como presidenciable.
Parece más que razonable asumir que este escenario debe decantar en las próximas semanas y ver algún tipo de ordenamiento que dé más coherencia a la situación.
Además, el asunto se hace más complejo si la Concertación concluye pactando exclusivamente con el Partido Comunista, en los distritos ya acordados. Como señalan en el oficialismo, se trataría de un “matrimonio” que ofrece complejidades para ambos “contrayentes”.
Entre tanto, en el comando de Enríquez-Ominami se sigue trabajando a full en la recolección de firmas para inscribir su candidatura: “No tenemos dudas de que llegaremos con más adhesiones de las necesarias cuando concluya el plazo de la inscripción”, asegura Esteban Valenzuela.
Según el parlamentario, allí está la prioridad: “Todo lo demás, incluida la lista parlamentaria, se irá ordenando en torno a esa cuestión principal, porque cualquiera sea el pacto que construyamos, la candidatura presidencial de Marco debe permanecer independiente”. //LND
FUENTE. LA NACION.CL