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Aborto terapéutico, el debate de moda

Martes, 24 de Marzo de 2009

Por María José Rebolledo

El año pasado Karen Espíndola, hoy de 23 años, se enteró de que en Chile
no existe el aborto terapéutico desde 1989, porque Pinochet lo derogó.
Karen esperaba un hijo que, si sobrevivía, en el mejor de los casos
nacería en estado vegetal, no podría oír, ni moverse, ni respirar, menos
decirle mamá algún día. En febrero dio a luz a su hijo y no ha querido
dar declaraciones.

No obstante, se convirtió en un caso emblemático y se propuso luchar para
que otras como ella en su misma situación no pasaran por lo mismo. Karen,
ha esgrimido daño a su salud, daño emocional y sufrimiento ante la espera
que ha calificado como una “verdadera agonía”, mientras el país discute y
los políticos debaten.

Hoy, el debate se ha vuelto a abrir. Hace algunos días el tema fue
presentado por parlamentarios del PPD al senador Eduardo Frei para que
fuera incluido en su programa de Gobierno. “No hay ningún tema tabú” a la
hora de discutir el programa, señaló.

Por su puesto, nadie ha quedado indiferente y el presidenciable de la
Alianza, Sebastián Piñera ha sido uno de sus principales detractores,
declarando que “Por un problema de principios y valores yo soy pro vida y
en nuestro futuro gobierno vamos a defender siempre la vida y
especialmente la de un ser indefenso como es la del que está por nacer”. A
lo que Frei respondió diciendo que “soy defensor de la vida y siempre seré
defensor de la vida, pero eso no quiere decir que sea cerrado de mente, y
si quiero ser presidente quiero escuchar todas la opiniones, aunque sean
distintas a las mías”.

Algunos lo interpretan como una estrategia electoral, sin embargo, en el
programa “Factor Guillier”, de TVN, el parlamentario se defendió señalando
que “no he hecho ningún ofertón de campaña. Lo único que dije es que
abramos el debate a un tema que le interesa a muchos chilenos”.

Asimismo, puso como ejemplo el caso de la pequeña niña brasileña de nueve
años, que fue constantemente abusada por su padrastro, quedando embarazada
de gemelos, y las palabras del arzobispo Rino Fisichella, quien apoyo la
opción del aborto como método de defensa de la menor.

El caso de Karen también lo lleva el diputado Marco Enríquez Ominami,
quien presentó el año pasado junto a Alvaro Escobar el proyecto de ley
ante el Congreso, el cual no sólo fue ignorado, “fue archivado, con eso tu
matas un proyecto de Ley, además es irrisorio pensar que hasta en el
tiempo de Pinochet hubo derecho al aborto terapéutico”, alegó.

Para el diputado de Partido Socialista Fulvio Rossi, el aborto terapéutico
se ha pateado una y otra vez en la agenda legislativa. Para él, en 2009 es
un acto de crueldad hacer esperar a una madre nueve meses para que su hijo
muera.
“Si dicen que hay otras prioridades médicas, es un acto mediocre. Quienes
rechazan el aborto terapéutico, son los mismos que dijeron que con el uso
del preservativo aumentaba la promiscuidad y vemos que eso no ha pasado”.

Lo cierto es que, más allá del debate ético existen cifras concretas que
demuestran, según un estudio realizado el año pasado por Facultad de
Medicina de la Universidad de Chile, que los abortos clandestinos anuales
superarían a los nacimientos en nuestro país si es que el Tribunal
Constitucional resuelve a favor del requerimiento de inconstitucionalidad
interpuesto por parte del diputado José Antonio Kast y otros 35
parlamentarios de la misma bancada en contra de las Normas Nacionales
sobre Regulación de la Fertilidad emanadas por el Ministerio de Salud
actualmente vigentes.

Y es que en Chile nacen 200.000 niños al año, cifra que se vería superada
ampliamente por la proyección de 275.000 abortos en el mismo período, los
cuales se producirían si es que se suspende la venta y entrega de fármacos
que contengan levonorgestrel y el dispositivo intrauterino, los cuales,
según afirman quienes interpusieron el recurso, tienen mecanismos de
acción que atentan contra el supuestamente concebido y no nacido.
“Si mi hijo llega a nacer, no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir, no
recibirá asistencia médica, por lo que en la práctica, las consecuencias
son idénticas, salvo el desgaste emocional y sicológico, que es un
calvario. Soy católica y no ha sido fácil todo este proceso, desde mis
convicciones religiosas. No soy una mala persona al querer interrumpir una
vida que no podrá nacer”. Este es un extracto de la carta que Karen
Espíndola envío al diputado del PPD Enrique Accorsi.

La verdad, es que a pesar de las diversas opiniones, es tiempo de que se
tomen medidas concretas, incluyendo el tema en el programa de salud. El
país espera avances en cuestiones valóricas.

FUENTE.lanuevaopcion.cl

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