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La política como pantallazo

Viernes, 6 de Mayo de 2011

¿Cuál es el destino de la política en nuestra televisión abierta? La pregunta no es ociosa porque esta actividad esencial para el ordenamiento de la sociedad es televisivamente denigrada.
Hay unas pálidas excepciones porque dos canales han dejado para el séptimo día, ese del descanso, un minúsculo espacio para el debate político. Es poco cuando consideramos todas las horas de transmisión del conjunto de las señales abiertas. Además cabe preguntarse por qué el resto de los canales no dedican algo de su tiempo a este tipo de programas y sólo son capaces de copiar los formatos de busca talentos e imitadores.

En cuanto a los noticieros, la oferta de notas políticas es minúscula con el agravante que no se le otorga mayor jerarquía al dejarlas para los minutos finales. Así, a la hora de la cena informativa, la política ocupa la mesa del pellejo. Hay largos comentarios de fútbol pero nadie se atreve a explicar las jugadas del gobierno, la oposición u otros grupos.

Hoy lo que “importa” es entretener y para eso el menú tiene de entrada crímenes y asaltos condimentados con policías que corren por las calles. De fondo, las denuncias grabadas con un celular para asombrar con las pateaduras que distintas personas reciben en el paradero o en un colegio. De postre, una nota sobre la calidad del chocolate de los huevos de Pascua. Otra modalidad es servirse de las imágenes de la red para que todos sonrían con las guaguas que discuten. Algo inquieta, Consuelo Saavedra, periodista de TVN comentaba a la revista “Paula”: “Me da susto que nos convirtamos en programas de anécdotas y seamos un blog de chascarros y videos de YouTube”.

En este ambiente, los políticos más duchos se la juegan por la cuña para competir en veinte segundos con un video del niño chino que fuma. Hay que ser breve en una sociedad que se acostumbra a comunicar con textos truncados y que pretende pensar en los 140 caracteres de Twitter.

Otra táctica es ponerse al lado o atrás del afortunado que concita el interés de las cámaras por algunos segundos. Es una aparición de contrabando para señalar que existen y que no olviden su cara.

Evidentemente nada de lo anterior sirve para explicar con seriedad una idea, un proyecto, las razones profundas de un voto. Por eso, seguir intentando obtener una conexión solida con los ciudadanos a través de la televisión es algo que no tiene destino. Incluso en temporada de caza electoral, los debates son organizados como un espectáculo. El tiempo de palabra de los candidatos es medido con un cronómetro, se insertan notas anecdóticas donde ellos aparecen vestidos de pantalón corto llegando por primera vez al colegio o con un peluche en brazos del abuelo. Ahí también la tele se propone como objetivo no “latear” a sus adictos y ello pasa por sacrificar el mundo de las ideas.

Quizás para la política esto no es forzosamente malo. Puede ser una oportunidad para volver a la calle, para organizar foros en las plazas, darse a entender en las ferias y dialogar en las juntas de vecinos. No hay masividad dirán algunos pero los que escuchen lo harán con algo de interés y, como están los tiempos, es más útil ser comprendido por 20 personas que ignorado por varios miles.FUENTE. LA NACION.CL DIA 04.05.2011, POR RICARTE SOTO. COMO PORTAL NOS PARECE UNA MIRADA, PERSONAL RESCATABLE.

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