Seducción intercontinental
Marcelo (28) es moreno, usa el pelo largo y habla fuerte. Fuertísimo. Estudia turismo y tres noches a la semana trabaja en un hostal de Santiago Centro. Lo acompañan dos amigos, tan chascones como él. Es la madrugada de jueves y un par de inglesas -pálidas, coloradas y más altas que ellos tres- llegan muertas de la risa. “¡La pasaron mal cabras! ¿ah?”, les dice. Ellas no le entienden muy bien, pero le siguen la corriente. Y aceptan quedarse en el living de la recepción, fumando, tomando cerveza, viendo cable e intentando descifrar las cosas que les dicen los amigos del recepcionista. “Fíjate”, dice Marcelo, sin dejar de chatear por su Blackberry, cerrar caja o abrir la puerta a los mochileros alemanes, suizos o canadienses que llegan borrachos e inmediatamente van a acostarse a las piezas. Los tipos les tocan el pelo, ellas se dejan sin parar de reír. Luego, los amigos disimuladamente miran hacia donde estamos y ponen cara de adolescentes pelusones. Después les hablan al oído. Una se pone seria. La otra duda entre besarlo o seguir ahuyentándolo.
Finalmente, algo pasa, se toman de la mano y desaparecen a toda velocidad. “Son unos capos ¿no?”, se ríe el recepcionista.FUENTE. LA NACION.CL / Leer toda la nota en el sgte Link:http://www.lanacion.cl/seduccion-intercontinental/noticias/2010-06-19/151309.html
